sábado, 27 de junio de 2009

viernes, 26 de junio de 2009

CAMINANTE


Mi madre me trajo al mundo, dándome lo mas valioso – La Vida.
Acurrucándome entre su pecho y meciéndome en sus brazos sentí la primera caricia, la primera mirada dulce, el primer beso…Dándole yo a cambio mi primera sonrisa, mi primer llanto, mis primeros balbuceos, mis primeros pasos…
Pasado el tiempo, con gran mimo me cogió de la mano, me enseñó el camino que conducía a la cima, donde las águilas y demás criaturas campaban, en libertad, donde se oía el ronco sonido de un río que bajaba salvaje mente entre estrechas gargantas. Me habló de la inmensidad de los mares, de las estrellas, de sus constelaciones, de todas las maravillas que entraña la naturaleza – La Madre de la Vida. También me advirtió de los peligros que nos acechas a lo largo del camino.
Un día lejano me soltó de la mano, dejándome en libertad como las águilas que volaban bajo el dominio de los cielos. Ya es hora de que emprendas el vuelo, me dijo, y señalando una dirección me puso en el camino.
Con todo lo que me había enseñado y siguiendo sus consejos empecé a buscar mi destino. El primer tramo fue fácil, pues iba pisando sobre huellas conocidas, seguí caminado rumbo a lo desconocido. Un bullicio de gente caminaba muy deprisa en todas direcciones, grandes edificios proyectaban su sombra sobre calles estrechas, formando un laberinto difícil de encontrar la salida. Un estado de vértigo se apoderó de mi, un caos mental me confundía hasta sentir ignorancia absoluta de todas las cosas. Tenia que enfrentarme al mundo yo sola. Al final pude salir de aquel oscuro túnel y volví a ver la luz de nuevo, me fui relajando observando que solo era otra manera de vivir. Era cuestión de adaptarse y seguir caminando.
Desde allí no sentía el ronroneo del río, ni se podía contemplar el paisaje que quedó atrás, ni contemplar en la noche oscura el firmamento cuajado de estrellas.
La ciudad tenía otros encantos que pronto me fueron cautivando, sintiéndome parte de ellos. Y en este continuo caminar entre grandes avenidas, extensos parques, museos, catedrales… Encontré el amor.
Empezaba una nueva etapa en mi vida, por la que merecía la pena luchar. Todo a mi alrededor era mágico, era como un sueño maravilloso del que no quería despertar.
Cogidos de la mano paseábamos por el puerto, llegando al Espigón de Levante, donde nuestras miradas llenas de hechizo se perdían en el horizonte donde se confundía el cielo con el mar. El sol parecía formar prismas dorados sobre el agua, la espuma blanca de las olas golpeaba sobre el acantilado, apenas perceptible para nuestros sentidos. En aquellos instantes el mundo se detenía para nosotros.
A partir de ese día siempre caminamos juntos por sendas floridas, aspirando su aroma, bebiendo agua dulce del arroyo. A lo largo de la vida todo es temporal, nada es eterno.
A veces la vida te pone pruebas, trampas, que hace cambiar tu rumbo. Ante los contratiempos uno se aferra a las piedras si es necesario para sobrevivir.
Dando tumbos como vueltas de campana supimos adaptarnos, pasando primero por el caos y prisas de la gran ciudad con una atmósfera densa llena de polución. Para posteriormente pasar a la vida monótona de un pequeño pueblo, donde reinaba la calma, solo interrumpía tu sueño al amanecer el cotorrar de las cigüeñas, o el pregonero del pueblo anunciando algún mercadillo ambulante.
En este largo peregrinar, como una premonición surgieron aquellos peligros que me habían advertido.
Como el destino es tan misterioso e imprevisto nunca sabes la dirección en que te lleva. Y sin apenas darme cuenta le había dado la vuelta al mapa, encontrándome de nuevo en el punto de partida.
En este largo trayecto fui dejando en el camino, risas, llantos, rosas, espinos, huellas y amigos, pero en este largo recorrido nunca me sentí sola, al final triunfó el amos, pues en lo bueno y en lo malo siempre fue mi sombra refugio.
Al igual que los grandes deportistas, nunca tiraré la toalla aunque esté vieja y desgarrada. Tras estas vacaciones indefinidas seguiré caminando despacito hasta llegar al final de la meta y entonces se habrá cumplido mi destino.

Gracias a quien hizo este mundo inmenso,
con tantos caminos, con tantos senderos,
poniendo a su encuentro montes, valles,
ciudades y pueblos donde el caminante
busca el sustento, siempre corriendo
en lucha constante para seguir viviendo
.


La autora de este relato es una jubilada del Hogar del Pensionista de este pueblo donde paso el verano, me gustó pues refleja la vida de la mayoría de las que dejamos el pueblo para buscar una vida mejor en la capital. Lo que Guillermina, así es como se llama, sintió al salir de aquí...lo hemos sentido todos pues el contraste es enorme, sobre todo en la época en la que salimos. Hoy no se ve tanta diferencia ( con averla) la televisión ha llegado a todos los rincones y es otra cosa.
La fotografía la saqué desde la terraza como veis esas pequeñas rocas son las primeras de los Picos de Europa, por eso dicen de, Cistierna, que es la puerta de los Picos de Europa.


Feliz fin de semana para todas...MUCHOS BESOS.